jueves, 4 de diciembre de 2014

Una mente más allá de este planeta.

Konstantín, una mente brillante desafortunada. Quizás podríamos decir que fue un hombre con mala suerte, con tanto que aportar pero sin recursos para hacerlo. Un problema recurrente. Creciendo entre la pobreza su inteligencia se limitaba a sólo sueños, sueños que se convertirían en ideas. Entre carencias se formó la mente de un genio, se limitaba a desarrollar la teoría pero no podía implicar la práctica. Hizo investigaciones, guiado por su curiosidad infantil que despertó Julio Verne. Y aún así, entre todas las adversidades logró salir adelante, llevando eso, un sueño, una locura para su época, lo llevó a la realidad. Hizo de eso su vida, soñando con romper la gravedad, apasionado por los cohetes. Sus estudios dieron pauta a la idea de conquistar el espacio. Hoy en día son la base para la cosmonáutica, de la cual se le considera padre.

 Es un personaje que merece lo que alcanzó, porque mediante su empeño e ingenio llegó hasta donde nadie había llegado. Sin embargo, es uno de los personajes que se pierde en la historia, que no tenemos presente todos. Pero sus hazañas quedarán ahí, como antecedente de todo el futuro que viene.


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